marzo 27, 2024

Los Suplementos Prebióticos y el Wasabi Mejoran la Memoria de Trabajo en Personas Mayores




Memoria de trabajo

La memoria de trabajo o memoria primaria es una forma de memoria a corto plazo que permite almacenar y manipular información durante un tiempo muy breve (unos 30 segundos) con el fin de utilizarla para realizar una tarea. Este sistema cognitivo, al que recurrimos constantemente en nuestras actividades diarias, es esencial para la interacción social, la expresión, el razonamiento y la independencia. Es la memoria activa del cerebro que nos permite manipular la información y recuperarla de la memoria a largo plazo.


Recurrimos a la memoria de trabajo cada vez que buscamos información, participamos en una conversación, leemos un texto, razonamos, resolvemos un problema o iniciamos una nueva actividad de aprendizaje.

La memoria es la capacidad de codificar, almacenar y recuperar información a lo largo del tiempo.

Es un proceso complejo en el que intervienen neuronas, sinapsis y neurotransmisores cerebrales.


Diferencia entre memoria de trabajo y memoria a corto plazo

La memoria de trabajo y la memoria a corto plazo suelen utilizarse indistintamente, pero no son idénticas. La memoria a corto plazo es un componente de la memoria de trabajo. La memoria de trabajo implica la manipulación y el uso activos de la información, mientras que la memoria a corto plazo es el almacenamiento temporal de la información.

Ambos tipos de memoria son esenciales para el funcionamiento cognitivo y pueden mejorarse practicando y utilizando estrategias de mejora de la memoria.


Hipocampo: la sede de la memoria en el cerebro

El hipocampo, situado en el lóbulo temporal, desempeña un papel central en la memoria. Es el lugar donde los recuerdos a corto plazo se transforman en recuerdos a largo plazo. A continuación, éstos se almacenan en otras partes del cerebro.

El hipocampo es una parte sensible del cerebro. Diversas enfermedades pueden afectarlo negativamente, como la exposición prolongada a altos niveles de estrés. Se sabe que varias enfermedades y factores merman la capacidad del hipocampo para funcionar con normalidad.


¿Por qué tengo mala memoria?

Los problemas de memoria a corto plazo pueden deberse a muchos factores, como el estrés, la falta de sueño, el envejecimiento y ciertas afecciones médicas. Es importante identificar la causa subyacente de los problemas de memoria a corto plazo y buscar ayuda profesional si es necesario.

La prevalencia de enfermedades y afecciones relacionadas con la edad, como la demencia y la pérdida muscular, aumenta a medida que envejece la población mundial. Recientemente se ha estudiado el potencial de la microbiota intestinal para reducir la incidencia de estas enfermedades. De hecho, numerosas investigaciones han puesto de relieve su papel clave en los mecanismos cognitivos y físicos del envejecimiento.

Por ejemplo, se ha demostrado que su resistencia disminuye con la edad, ya que se vuelve más vulnerable a las enfermedades, la medicación y los cambios en el estilo de vida. Las investigaciones también han sugerido que puede influir en la pérdida de masa muscular a través de vías catabólicas. Por tanto, la microbiota intestinal podría constituir una plataforma terapéutica polivalente para prevenir e invertir la pérdida muscular y el deterioro cognitivo relacionados con la edad.

Vías catabólicas. Son vías por las que los nutrientes orgánicos se degradan por oxidación en productos finales simples con el objetivo de obtener energía química y reducir el poder de transformación en otras formas de energía útiles para la célula.

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El aumento de la esperanza de vida en todo el mundo está intensificando los problemas de salud pública, sobre todo en torno al deterioro cognitivo. La investigación se centra sobre todo en la dieta para ayudar a la función cerebral, un enfoque esencial para mejorar la calidad de vida de las personas mayores. Hay dietas específicas, como la mediterránea, reconocidas por sus efectos favorables sobre la memoria y la capacidad cognitiva general. Las revisiones sistemáticas también han confirmado que el consumo regular de frutas y verduras mejora la función cerebral en personas mayores sanas.

Entre las alternativas estudiadas para mantener una microbiota intestinal sana se encuentran los prebióticos. No hay que confundirlos con los probióticos, que son los organismos microbióticos que benefician a nuestro organismo, mientras que los prebióticos son los compuestos de los que se alimentan.


Las investigaciones han demostrado que tomar complementos alimenticios prebióticos mejora el nivel general del índice de fragilidad en las personas mayores. Las pruebas preliminares también han sugerido un efecto beneficioso sobre el rendimiento cognitivo.

En este contexto, sería lógico pensar que un aporte suplementario de proteínas y prebióticos podría ayudar a prevenir la pérdida muscular y cognitiva relacionada con la edad.

Sin embargo, hasta la fecha ningún estudio había analizado los efectos de un complemento alimenticio que combine estos dos elementos sobre las funciones físicas y cognitivas de las personas mayores.

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Un suplemento diario de fibra mejora la función cerebral de los mayores de 60 años en sólo 12 semanas


Investigadores del Department of Twin Research del King's College de Londres, en un estudio publicado en la revista Nature Communications en marzo de 2024, revelan que una dosis diaria de suplementos de fibra prebiótica mejora significativamente la función cognitiva de las personas mayores en sólo 12 semanas.

Esta categoría de individuos mostró un mejor rendimiento en las pruebas de memoria tras tomar inulina o furctoologisacáridos (FOS), complementos alimenticios baratos disponibles en casi todas las farmacias.

Mejora significativa de la función cerebral

Como parte de su ensayo, los investigadores reclutaron a 36 parejas de gemelos (72 personas) de 60 años o más de TwinsUK, la mayor base de datos de gemelos adultos del Reino Unido.

La función física y cognitiva está influenciada tanto por factores genéticos como ambientales. Por tanto, la randomización entre pares de gemelos reduce las variaciones atribuibles a factores compartidos, lo que refuerza la fiabilidad estadística del estudio.

El protocolo del estudio consistió en un experimento en el domicilio a doble ciego en el que se invitó a los participantes a recibir diariamente un placebo o un suplemento prebiótico durante 12 semanas. Los suplementos, asignados aleatoriamente, eran FOS o inulina.

La inulina es una fibra prebiótica de la clase de los fructanos, mientras que los FOS se derivan de la hidrólisis de la inulina. Ambas son baratas y están ampliamente disponibles en el mercado.

Al mismo tiempo, todos los voluntarios consumieron suplementos de proteínas y realizaron ejercicios diseñados para mejorar su función muscular. Los investigadores controlaron a los participantes a distancia mediante videovigilancia, cuestionarios en línea y pruebas cognitivas.



Los investigadores descubrieron que el grupo al que se administraron los prebióticos obtuvo mejores resultados en las pruebas de memoria – incluido el Aprendizaje Asociado por Pares (Paired Associates Learning), utilizado para la evaluación precoz de la enfermedad de Alzheimer –, así como en las pruebas de tiempo de reacción y velocidad de procesamiento de la información. También se ha descubierto que la fibra provoca cambios significativos en la composición de la microbiota intestinal, al aumentar los niveles de bacterias beneficiosas como la Bifidobacterium. Los experimentos con ratones también han demostrado que estas bacterias pueden reducir los déficits cognitivos al regular el eje intestino-cerebro.

Sin embargo, no se observaron diferencias significativas en la fuerza muscular de los participantes. Por otra parte, la mayoría de los participantes en el estudio eran mujeres, lo que podría dar lugar a cierto sesgo en los resultados.

Los investigadores están encantados de ver estos cambios en sólo 12 semanas. Estos resultados son muy prometedores para mejorar la salud cerebral y la memoria de la población que envejece. Desvelar los secretos del eje intestino-cerebro podría ofrecer nuevos enfoques para vivir más tiempo con buena salud.

Otro aspecto innovador del estudio fue su diseño a distancia, que demostró la viabilidad de realizar ensayos en personas mayores sin necesidad de largos desplazamientos ni visitas al hospital, lo que podría conseguirse en muchos contextos en todo el mundo.

Se reconocieron retos como la alfabetización digital y el acceso a la tecnología necesaria, que se abordarán en futuros proyectos a mayor escala con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las poblaciones que envejecen en todo el mundo.


El wasabi mejoraría la memoria de las personas mayores



Investigadores de la Universidad de Tohoku en un estudio, publicado en la revista Nutrients en noviembre de 2023, revelaron una sorprendente relación entre el wasabi – conocido por su sabor picante – y la mejora de la función cognitiva en personas mayores.

En un tiempo en que el mantenimiento de la función cognitiva se está convirtiendo en un problema importante en el proceso de envejecimiento, el estudio apunta a los inesperados beneficios del wasabi en la memoria de las personas mayores de 60 años. Esta especia japonesa, rica en isotiocianatos, podría desempeñar un papel en la estimulación neuronal y la prevención del deterioro cognitivo.

Por lo tanto, nuevas recomendaciones nutricionales "picantes" podrían estar en el horizonte, demostrando una vez más el impacto definitivo que nuestra dieta puede tener en la salud del cerebro.

Además de su papel tradicional en la cocina japonesa, esta especia parece ser un aliado inesperado en la lucha contra el envejecimiento cerebral. Se cree que los compuestos que contiene estimulan la memoria.

Crece el interés por los beneficios para la salud de las especias y las hierbas aromáticas. El jengibre y el ajo, por ejemplo, se asocian a una mejora de la función cognitiva, incluso en ancianos con demencia. Estos ingredientes, utilizados habitualmente para realzar el sabor, enmascarar otros sabores o dar color a los platos, se estudian ahora por su influencia positiva en la cognición.

Estudios anteriores han sugerido que los antioxidantes y antiinflamatorios desempeñan un papel importante en la salud cognitiva de los ancianos.

Las pruebas arrojan luz sobre el impacto del wasabi en la memoria

En el presente estudio participó un grupo de 72 adultos mayores de 60 años, a los que se siguió de cerca durante un periodo de tres meses. Estos participantes fueron divididos aleatoriamente en dos grupos separados, uno de los cuales recibió un comprimido diario que contenía extracto de wasabi, mientras que el otro grupo recibió un comprimido de placebo, sin que los participantes supieran lo que estaban tomando.

Los resultados, medidos al final del experimento, revelaron que el grupo tratado con wasabi registró mejoras significativas en las pruebas que evaluaban la memoria episódica, es decir, la capacidad de recordar acontecimientos pasados, así como la memoria de trabajo, necesaria para retener información de forma transitoria.

Sin embargo, los investigadores no observaron ninguna mejora en otras áreas de la función cognitiva, como el razonamiento, la atención o la velocidad de procesamiento de la información. El equipo de investigadores sugiere que los efectos beneficiosos del wasabi, y más concretamente del compuesto 6-MSITC, podrían enfocarse en el hipocampo, una región del cerebro crucial para la memoria.

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Inulina

Las inulinas son polisacáridos – azúcares simples del tipo de la fructosa unidos entre sí – producidos de forma natural por muchos tipos de plantas. Pertenecen a una clase de fibras alimentarias conocidas como fructanos.

La inulina toma su nombre del género botánico Inula, al que pertenece el elecampane (Inula helenium) y que se utiliza por sus propiedades medicinales. Es especialmente abundante en la raíz de achicoria, de la que se extrae industrialmente. También se encuentra en otras plantas de la familia de las Asteráceas, como la alcachofa y el diente de león, la pataca (tupinambo), el yacón, los bulbos de dalia, la bardana, el elecampane y la equinácea.

Así la inulina llega intacta al colon, donde es metabolizada por la microbiota intestinal, liberando grandes cantidades de dióxido de carbono, hidrógeno y/o metano: se considera por tanto un prebiótico, en el sentido de que estimula el desarrollo de las bacterias de la microbiota intestinal.

Fructooligosacáridos

Los fructooligosacáridos, también conocidos como oligofructosas o FOS, son sustancias compuestas por dos azúcares, glucosa y fructosa. Los fructooligosacáridos no pueden ser asimilados por el organismo, pero son digeridos por la flora intestinal. Los FOS forman parte de las sustancias denominadas prebióticas, es decir que favorecen la proliferación de bacterias probióticas.

Precauciones con los fructooligosacáridos. Las personas que toleran mal la lactosa (azúcar de la leche), las que tienen cálculos biliares, aquellas cuyos intestinos se irritan fácilmente con la fibra (por ejemplo, las personas que padecen el síndrome del intestino irritable) y las que han recibido radioterapia en el aparato digestivo deben tener precaución con los FOS.

Wasabi

El wasabi, o Eutrema japonicum, es una especia emblemática de Japón, apreciada por su sabor único. Su principal componente bioactivo, el 6-metilsulfinilhexilisotiocianato (6-MSITC), pertenece a la familia de los isotiocianatos.

Es una planta perenne que sólo crece de forma natural en Japón y en la isla rusa de Sakhaline. La raíz del wasabi crece en un medio semi-acuático, como el arroz, en tierras constantemente regadas por corrientes de agua dulce.

El wasabi, cuyo nombre japonés significa "rosa de montaña", es apreciado por su rizoma, que se utiliza para elaborar el condimento picante del mismo nombre.

Es famoso por sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.

Necesidades diarias de fibra alimentaria

La fibra alimentaria es importante para la salud digestiva. La fibra es esencial para nuestro equilibrio nutricional. De hecho, una dieta basada en fibra ayuda a equilibrar el tránsito digestivo, a prevenir trastornos metabólicos como la obesidad, la diabetes de tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares, y a reducir el riesgo de cáncer colorrectal.

¿Cuánta fibra debemos comer al día?

Los consejos de los organismos nacionales de todo el mundo varían poco, pero para un adulto sano, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda ingerir entre 20 y 25 g de fibra alimentaria al día.

Las directrices en 2018 de la Organización Mundial de Gastroenterología (WGO) van un paso más allá y recomiendan entre 20 g y 30 g de fibra al día para mejorar la calidad de las heces y, por tanto, la regularidad del tránsito.


¿Dónde se encuentran las fibras?


Las fibras alimentarias son hidratos de carbono no digeribles presentes de forma natural en la alimentación y que se encuentran en alimentos de origen vegetal. Se encuentran en plantas, tallos y semillas. Las principales fuentes de fibra son :

Alimentos de granos integrales


Tradicionalmente, muchos alimentos se elaboran a partir de granos de cereales (trigo, arroz, avena, cebada, mijo, etc.), pero a veces se elimina la capa exterior de cada grano, a pesar de que estas capas superiores son excelentes fuentes de fibra dietética. Añadir a la dieta productos integrales como pan integral, arroz integral, pasta integral y cereales integrales para el desayuno es una forma fácil de aumentar la ingesta diaria de fibra.

Verduras y frutas

Todos sabemos que la fruta y la verdura son una buena fuente de vitaminas y también aportan distintas variedades de fibra. Según la Organización Mundial de Gastroenterología (WGO), comer al menos 400 g o 5 raciones de fruta y verdura al día reduce el riesgo de padecer enfermedades crónicas y garantiza una ingesta diaria adecuada de fibra alimentaria. También se puede aumentar la cantidad de fibra que se obtiene de la fruta y la verdura lavándolas y comiéndolas con piel en lugar de pelarlas.

Leguminosas

Las leguminosas deben consumirse con regularidad, al menos una vez a la semana. Ricas en fibra y proteínas vegetales : las lentejas, habas o garbanzos pueden comerse con carne o pescado, o añadirse a platos como sopas, guisos o ensaladas. Como fuente de proteínas, pueden consumirse solas o en sustitución de proteínas animales. En este caso, es aconsejable combinar las leguminosas con un producto a base de cereales, por ejemplo: alubias (frijol) y maíz, cuscús y garbanzos, lentejas y arroz.

¿Cómo podemos aumentar la cantidad de fibra en nuestra alimentación?

Conseguir 25-30 g de fibra no es tan difícil.

En términos prácticos, 5 frutas y verduras proporcionan una media de 16-20 g de fibra, y 100 g de pan integral aportan otros 5-6 g de fibra. Añadiendo una ración de legumbres, pasta o arroz integral se alcanzará rápidamente los 30 g al día.



8 consejos para consumir suficiente fibra




1) Comer más verduras ricas en fibra, como alcachofas y garbanzos.

2) Consumir más alimentos integrales (arroz, pan, cereales, pasta) en lugar de refinados.

3) Añadir frutos secos y avellanas a sus ensaladas y yogures.

4) Comer leguminosas como alubias (frijoles) y lentejas al menos una vez a la semana.

5) Para desayunar, optar por el salvado de avena o porridge en lugar de cereales muy procesados.

6) Comer cinco raciones de fruta y verdura al día.

7) No olvidar beber mucha agua (1,5-2 litros al día) para evitar el estreñimiento.

8) Además de esta dieta, en caso de estreñimiento, seguir prioritariamente las medidas higiénico-dietéticas adecuadas. Pida consejo a su farmacéutico.


¿Cómo hacer funcionar su memoria a corto plazo?

Hay varias estrategias que pueden ayudar a mejorar la memoria a corto plazo:

* Repetición. Repetir la información varias veces puede ayudar a retenerla en la memoria a corto plazo.

* Agrupación. Agrupar elementos similares o relacionados puede hacer que sean más fáciles de recordar.

* Visualización. Crear imágenes mentales de la información puede ayudarle a recordarla mejor.

* Asociación. Relacionar la información nueva con algo que ya conoce puede ayudarle a recordarla mejor.





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febrero 29, 2024

La Música Retrasa el Envejecimiento Cerebral



Escuchar música, cantar o tocar un instrumento tiene múltiples 
beneficios para el funcionamiento cognitivo general del cerebro a todas las edades


La música transforma y sana el cerebro

L
a música influye en nuestro estado de ánimo. Por supuesto, una misma pieza musical no evocará las mismas emociones en todo el mundo. Pero en general, siempre que esté estructurada, no deja indiferente. Si el ritmo es lento, los latidos del corazón se ralentizan, al igual que la respiración. Esto se llama “sincronización cardiovascular”: la presión sanguínea se sincroniza con la velocidad de la música. Y los niveles de cortisol – la hormona del estrés – descienden.

A la inversa, aunque la música puede relajar, también puede estimular. Al correr, por ejemplo, escuchar una pieza musical ayuda a mantener el ritmo y prolongar el esfuerzo. También libera dopamina, el neurotransmisor del placer. Su efecto es tal que está prohibido escuchar música durante un maratón, pues de lo contrario sería dopaje.

El vínculo entre el cerebro y la música

La música es procesada por múltiples áreas del cerebro. El hipocampo es la zona del cerebro que almacena la memoria a corto plazo, y suele ser la primera en fallar en las personas con demencia. Con el tiempo, los recuerdos se consolidan y almacenan de forma descentralizada en la corteza cerebral.


Qué ocurre en el cerebro cuando escuchamos música

Decir que se produce una auténtica "sinfonía neuronal" no es ninguna exageración, porque escuchar música moviliza numerosas regiones del cerebro, incluso para alguien que no haya estudiado música. Las regiones auditivas – temporales – establecen un importante diálogo con las regiones motoras – prefrontales, pero también subcorticales, es decir, el córtex –, y por eso la música nos da tan fácilmente ganas de bailar.


Además, la música se evalúa continuamente en nuestro cerebro en función del placer o displacer que nos pueda producir, y en ello interviene una compleja red cerebral conocida como "circuito de recompensa". La actividad de estas regiones produce la liberación de sustancias como la dopamina cuando hay placer, lo que nos hace sentir bien.

Estimula las regiones auditivas e inmediatamente las regiones motoras, que están conectadas entre sí de forma natural en el cerebro. En otras palabras, la música se siente... en el cerebro. Lo que explica por qué la música pulsante nos hace querer movernos, o por qué un bebé se contonea aunque no sepa andar.



Resistencia de la memoria musical

Actividad cerebral para una tarea de memoria musical (en rojo)
y una tarea de memoria verbal (
en azul).
En amarillo, las regiones cerebrales comunes a la música y el
lenguaje

El análisis perceptivo de la música está asociado al trabajo de la memoria, en el que intervienen regiones cerebrales como el hipocampo, cruciales para la codificación y el recuerdo de la información. Los estudios de neuroimagen demuestran que la memoria musical exige más al cerebro que la memoria lingüística, lo que explica en parte por qué esta memoria es tan resistente a medida que el cerebro envejece. Sin embargo, las dos áreas comparten recursos cerebrales comunes, lo cual es interesante porque los clínicos, como los logopedas, confían en estas capacidades musicales para rehabilitar a pacientes con trastornos en la producción del lenguaje o para ayudar a los niños disléxicos a descomponer sílabas y frases con mayor eficacia.

De este modo, la música permite al cerebro reestructurarse más rápidamente tras traumas, trastornos o lesiones. Por ejemplo, tras un ictus. Utilizada al inicio de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, favorece la plasticidad neuronal y, por tanto, retrasa el impacto en el deterioro de la memoria.

Practicar música puede proteger contra la aparición de enfermedades neurodegenerativas


Cada vez hay más pruebas científicas que lo corroboran. Por ejemplo, un estudio que analiza el historial sanitario de grandes poblaciones ha demostrado que en gemelos con un código genético idéntico, si uno de ellos es músico (estudios y práctica musical regular), tiene menos probabilidades de desarrollar una enfermedad de tipo Alzheimer.

Del mismo modo, una publicación reciente muestra que las personas mayores con quejas de memoria (pero sin diagnóstico de enfermedad neurodegenerativa) a las que se ofrecen sesiones de meditación cantada o de escucha pasiva de música durante 3 o 6 meses muestran una mejora del funcionamiento cognitivo y del bienestar en ambos tipos de actividad.


Lo sorprendente es que simplemente escuchar música produce los mismos efectos, incluso a largo plazo, que una actividad de meditación mucho más activa. Nuevas actividades deportivas (caminar, nadar, etc.) producen resultados similares. Se trata de un mensaje positivo, porque demuestra que podemos mejorar la calidad de nuestro envejecimiento diversificando nuestras actividades de ocio y aumentando nuestro nivel de compromiso personal.

Numerosos estudios científicos han demostrado que el cuarto arte es mucho más que un deleite para los sentidos. También es un poderoso estimulante para nuestro cerebro, incluso cuando empieza a envejecer, como revela un nuevo estudio.



La práctica musical ralentiza el deterioro cognitivo en los ancianos



Un equipo de la Universidad de Ginebra (UNIGE), la Haute école de santé (HES-SO Genève) y la EPFL, en un estudio publicado en NeuroImage: Reports en abril de 2023, ha puesto de relieve los efectos beneficiosos de las actividades musicales para contrarrestar el envejecimiento normal del cerebro.

El envejecimiento normal va inevitablemente acompañado de un declive más o menos importante del rendimiento cognitivo. Pero podemos entrenar nuestro cerebro para ralentizar este proceso.

El equipo de investigadores ha descubierto que tocar y escuchar música de forma activa puede ralentizar el deterioro cognitivo en personas mayores sanas al estimular la producción de materia gris. Para llegar a estos resultados, los científicos siguieron durante seis meses a más de cien jubilados inscritos en clases de piano y sensibilización musical que nunca antes habían practicado. Estos resultados abren nuevos horizontes en el apoyo al envejecimiento neurocognitivo.

A lo largo de nuestra vida, nuestro cerebro se remodela. Su morfología y sus conexiones cambian en función de la experiencia y el entorno. Así ocurre, por ejemplo, cuando aprendemos cosas nuevas o superamos las secuelas de un ictus. A medida que envejecemos, esta plasticidad cerebral disminuye. El cerebro también pierde materia gris, el hogar de nuestras preciadas neuronas. Es lo que se conoce como "atrofia cerebral".

Poco a poco, aparece el deterioro cognitivo. Esto afecta especialmente a nuestra memoria de trabajo. Es la base de muchos procesos cognitivos. Por ejemplo, cuando retenemos información brevemente para alcanzar un objetivo, como recordar un número de teléfono el tiempo suficiente para escribirlo o traducir una frase de otro idioma. Practicar y escuchar música activamente favorece la plasticidad cerebral y, por lo tanto, aumenta el volumen de materia gris.

También se han medido efectos beneficiosos sobre la memoria de trabajo. En el estudio participaron 132 jubilados sanos de entre 62 y 78 años. Una de las condiciones de participación era que no hubieran tomado clases de música durante más de seis meses en su vida.

Práctica frente a escucha activa

Los investigadores querían personas cuyos cerebros aún no mostraran ningún rastro de plasticidad cerebral vinculada al aprendizaje musical. De hecho, incluso una breve experiencia de aprendizaje a lo largo de la vida puede dejar huellas en el cerebro, lo que habría distorsionado sus resultados.

Los participantes se dividieron aleatoriamente en dos grupos, independientemente de que estuvieran o no motivados para tocar un instrumento. El primer grupo recibió clases semanales de piano. El segundo grupo recibió clases de escucha activa, centradas sobre todo en el reconocimiento de instrumentos y el análisis de la estructura de obras de una amplia gama de estilos musicales. Las clases duraban una hora. Los participantes de ambos grupos debían trabajar en casa media hora al día.

Efectos positivos en ambos grupos

Al cabo de seis meses, los científicos observaron efectos comunes a ambas intervenciones. Las neuroimágenes revelaron, en todos los participantes, un aumento de la materia gris en cuatro regiones cerebrales implicadas en el funcionamiento cognitivo de alto nivel, en particular en zonas del cerebelo relacionadas con la memoria de trabajo. Su rendimiento aumentó un 6%, y este resultado se correlacionó directamente con la plasticidad del cerebelo. Los científicos también descubrieron que la calidad del sueño, el número de clases y el entrenamiento diario influían en el grado de mejora del rendimiento.

Sin embargo, los investigadores observaron una diferencia entre los dos grupos: el volumen de materia gris se mantuvo estable en el córtex auditivo primario derecho de los pianistas – una región especializada en el procesamiento de sonidos –, mientras que disminuyó en el grupo de escucha activa. En todos los casos, continuó un proceso general de atrofia en todos los participantes. Por tanto, las intervenciones musicales no pueden rejuvenecer el cerebro, sino sólo ralentizar el envejecimiento de algunas de sus regiones.

Estos resultados demuestran que tocar y escuchar música favorece la plasticidad cerebral y la reserva cognitiva. Los autores del estudio creen que estas intervenciones lúdicas y accesibles deberían convertirse en una prioridad política de primer orden para favorecer un envejecimiento saludable. Para el equipo, el próximo paso será evaluar el potencial de estas intervenciones en personas afectadas por un deterioro neurocognitivo leve, una etapa intermedia entre el envejecimiento normal y la demencia.

Mantener las neuronas en funcionamiento a cualquier edad

Incluso a una edad avanzada, la plasticidad cerebral se mantiene, lo que significa que siempre podemos aprender. Nunca es demasiado tarde. Las personas mayores que se jubilan y dejan de estimular su cerebro sufren un rápido deterioro cognitivo. El cerebro es como un músculo. Si no se usa, se ablanda. Más científicamente: pierde su capacidad.

Si parece obvio que seguir aprendiendo cosas nuevas, sobre todo en la vejez, es beneficioso, ¿por qué la música sería un estimulante cerebral mejor que hacer deporte o aprender un idioma extranjero? La música es más estimulante porque es multimodal e implica no sólo el oído, sino también los demás sentidos y el movimiento. Además, activa prácticamente todas las capacidades cognitivas. Tras un año de práctica, el grupo que tocaba el piano mostró mejores conexiones entre todas las partes del cerebro implicadas en la motricidad fina. Sin embargo, no hay que descuidar el aprendizaje de un arte o una actividad física. Lo más importante es hacer algo que apasione y que se va practicar con intensidad a largo plazo. Así se desarrollará la capacidad cerebral. Progresar es lo más importante que se puede hacer para ralentizar el deterioro cognitivo natural asociado a la edad.

Un desinhibidor para el Parkinson y los trastornos del lenguaje




La musicoterapia
es de gran interés en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson. Hacer que los pacientes escuchen una pieza rítmica les ayuda a caminar con más fluidez y desinhibe su coordinación motora. También la utilizan los logopedas para las personas que sufren afasia – pérdida total o parcial de la capacidad de hablar – ya que libera la producción del lenguaje. De hecho, las personas que tartamudean suelen hablar con fluidez en cuanto cantan.




Alivio del dolor

Además de proporcionar placer, la música también reduce la percepción del dolor al desviarlo de nuestra conciencia y liberar dopamina y endorfina. Su efecto es tal que se utiliza para el dolor crónico y los cuidados dolorosos, en los servicios de urgencia, cirugía y cuidados intensivos. También se utiliza en cuidados paliativos, por dentistas, en salas de maternidad, etc.

Incluso una empresa francesa ha desarrollado un programa: Music Care, una aplicación pionera para tratar el dolor a través de la música, como complemento al tratamiento farmacológico.

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Casi nadie es inmune al poder de la música. Las preferencias pueden variar, pero el cuarto arte nos llega al corazón... y al cerebro. Por eso la comunidad médica recomienda cada vez más escuchar y practicar música.

Estudios científicos anteriores han llegado a la conclusión de que el cuarto arte estimula casi todas las formas de memoria, incluso en los enfermos de Alzheimer.

Pero, ¿puede afirmarse que la música protege contra el envejecimiento cerebral? Los investigadores siguen siendo prudentes sobre esta cuestión. Pero son unánimes en un punto: escuchar música, cantar o tocar un instrumento tiene múltiples beneficios para el funcionamiento cognitivo general del cerebro, incluso a todas las edades. Razón de más para fomentar el aprendizaje y la práctica de la música desde una edad temprana.


Los beneficios de la música para las personas mayores




La música es buena para la moral a cualquier edad. Entre las personas mayores, se utiliza especialmente en terapias para pacientes con demencia... Y debería formar parte de la vida cotidiana de todas las personas mayores por sus beneficios.

Una cosa es segura: cuanto más se practica un instrumento, más se aprovechan sus efectos. Pero escuchar música también puede aportar muchos beneficios.


Regulación del estado de ánimo

La neurociencia cognitiva afirma que la música proporciona una sensación de placer al activar nuestro circuito de recompensa. Este sistema, creado por la selección natural para regular nuestros deseos y emociones, aumenta la liberación de dopamina, la famosa "hormona de la felicidad". Tanto es así que la música se utiliza actualmente como herramienta terapéutica en instituciones asistenciales.

Estimular: ¡la música es vida!

¿Ha vivido alguna vez uno de esos momentos especialmente intensos, en los que toda la emoción cristaliza en la canción que está sonando en ese momento? La música tiene esa extraordinaria capacidad de transmitir recuerdos, alegres o tristes. Una persona puede haber olvidado lo que hizo durante el día, pero ser capaz de cantar de memoria una melodía de su infancia... La música estimula nuestro cerebro porque reactiva las capacidades neuronales, trayendo de vuelta recuerdos enterrados. Tener que recordar la letra también ayuda a entrenar la memoria, y tocar o bailar al compás es excelente para la coordinación y la concentración. Probablemente por eso son tan populares los coros y los talleres de bailes de salón... Por no hablar de que mantienen a la gente unida y sociable.

Frenar ciertas enfermedades: tratarse con notas

La música es muy utilizada por las personas que padecen enfermedades neuro-degenerativas. Tanto si la escuchan como si la practican, activa muchas áreas del cerebro: memoria, creatividad, concentración, coordinación, pero también comunicación, para poder seguir el ritmo de otros cantantes, bailarines o instrumentistas. También ayuda a mejorar la salud moral y psicológica, y así combatir la depresión.

Expresarse cantando

Cantar o escuchar música juntos puede ser una base para las personas con dificultades de comunicación. Les permite hablar de su pasado y expresar su personalidad: ya no se ven reducidas a su enfermedad o edad, y pueden hablar de sus gustos. También facilita los intercambios, sobre todo entre generaciones: una abuela cantando canciones infantiles y de cuna a sus nietos, ¿no es uno de los momentos más bonitos que comparte una familia?

Relajante: bienestar y serenidad

El simple hecho de escuchar música clásica puede ser muy relajante, tranquilizante y favorecer el sueño. Sus virtudes son reconocidas para calmar a las personas que sufren trastornos neurológicos (demencia, Parkinson, Alzheimer...). Puede convertirse en un auténtico ritual.


Menos deterioro cognitivo, mejor memoria, mejor audición y mayor destreza manual son
 algunos de los beneficios observados entre las personas mayores que se han aficionado a la música




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